Los secretos de la economía china


Mientras EE.UU. gasta billones de dólares para rescatar su sistema bancario, dejando que su economía languidezca, China se ha desacoplado del resto del mundo. Entretanto el resto se hunde en la peor recesión desde los años treinta, China ha mantenido una fenomenal tasa de crecimiento de un 8% por año. ¿Cómo es posible ese crecimiento, cuando otros países que se basan fuertemente en exportaciones han sufrido bajas importantes y siguen abatidos?. Por doquier, el consumo ha bajado. Por doquier, la gente compra menos bienes, incluidos bienes de China. ¿Cómo es posible que en esa sociedad, tan dependiente de la economía mundial, puedan tener ahora un crecimiento explosivo? ¿Cómo es posible? En cosa de meses, en máximo un año, no más, los chinos han sido capaces de transformar su economía de un motor basado en la exportación en una máquina industrial concentrada en el interior.

En ninguna parte del mundo se ha podido hacer algo semejante en menos que décadas. ¿Cómo puede estar funcionando tan bien el plan de estímulo de China, cuando el estimulo yanqui apenas funciona? La respuesta es simple: China no ha permitido que su sistema bancario haga caso omiso de su economía productiva. Los bancos chinos trabajan para la gente en lugar de lo contrario. China no ha permitido que su sector bancario llegue a ser tan poderoso, tan influyente, y tan grande que pueda ser el que decide apropiarse del rescate. En China, a diferencia de EE.UU., el crédito ha estado fluyendo libremente, no sólo al sector financiero sino a la industria y a los gobiernos locales.

Los bancos de propiedad estatal han aumentado masivamente los préstamos, y los gobiernos locales y las empresas estatales han pedido prestado en una escala inmensa. La Reserva Federal de EE.UU. también ha prestado a niveles récord, pero sus préstamos han sido sobre todo para rescatar al propio sector financiero, dejando que el ciudadano comun vaya a la ruina. En el Reino Unido y en EE.UU., los bancos han capturado todo el dinero de los contribuyentes y el dinero barato de la expansión monetaria cuantitativa de los bancos centrales. Lo están utilizando para apuntalar y limpiar sus balances en lugar de prestarlo a la gente. Los bancos se han apropiado del dinero, y los gobiernos no han hecho absolutamente nada al respecto. De hecho, han sido cómplices al permitir que sucediera. Los liberales aseguran que el “milagro” chino es una burbuja que está a punto de reventar, con consecuencias catastróficas. Históricamente, sin embargo, cuando las burbujas han colapsado repentinamente ha sido porque han sido pinchadas por especuladores. Cuando reventó la burbuja del mercado bursátil japonés en 1990, y cuando otros países asiáticos siguieron en 1998, fue porque especuladores extranjeros pudieron atacar sus divisas con derivados exóticos.

Las víctimas trataron de defenderse comprando sus propias monedas nacionales con sus reservas de divisas extranjeras, pero las reservas se agotaron rápidamente. Actualmente, China ha acumulado tantas reservas en dólares que a los especuladores les sería muy difícil hacer lo mismo con el mercado bursátil chino. Por el momento, el plan de estímulo de China funciona evidentemente mejor que los de EE.UU. y del Reino Unido; y una razón primordial por la que funciona mejor es que el gobierno tiene el control de su sector bancario. El gobierno puede operar los mecanismos crediticios de los bancos de manera que sirvan a las empresas públicas y al comercio, porque realmente posee los bancos, o la mayoría de ellos. Mientras tanto, EE.UU. se ha hundido en una especie de “socialismo para los ricos". Cuando los negocios comunes en EE.UU. van a la quiebra, se les abandona para que se enfrenten solos la jungla del asfalto; pero cuando los bancos considerados “demasiado grandes para quebrar” van a la bancarrota, todos los contribuyentes pagan las pérdidas mientras los propietarios de los bancos se guardan los beneficios y se les permite que sigan especulando con ellos. A todo esto, la crisis financiera global ha sido una bendición para China, pues ha ayudado a alejar a su economía de las exportaciones, dando un giro hacia el consumo interno. La crisis ha sido positiva para China ya que ha debido olvidarse de la droga de las exportaciones y disciplinarse en forma ordenada hacia su consumo interno. La demanda doméstica, antes olvidada por el régimen chino, ha sido el elemento que ha permitido recuperar el equilibrio y con ello mantener el nivel de empleo.